martes, 2 de marzo de 2010

BATIENDO RECORDS


Desde luego hay días y días. Algunos, los buenos, destacan por eso, por ser buenos, y los malos, pues, que queréis que os diga, cae por su propio peso. ¿No? ¡Me encanta esta sabiduría tan aplastante!

Hoy he batido uno de mis récords personales más difíciles de superar. Cada uno de nosotros tenemos nuestras marcas personales. El Panadero, la barra de pan más grande. La Peluquera, el tocado más elaborado, Usain Bolt, bajar su marca personal de los 100 metros, un Securata de Discoteca, cuantas galletas reparte en una noche, etc, etc...

Dentro del gremio, hay dos récords que destacan entre los demás. Digamos que son los de primera división. Los otros, el número de juegos de neumáticos, la media de consumo ponderado, o cuantos cafés eres capaz de tomarte en un día, digamos que son los de segunda división. Estos primeros son, el viaje más largo, y, las horas que te quedas en parada esperando hacer un servicio, al que llamamos cariñosamente "enganchada". En resumen, tal y como están las cosas, hablaré de mi "enganchada"

Digamos que más más o menos empezó cuando aún había sol. Cierto es, que después de hacer uno de mis servicios concertados, me fuí a la parada y allí estuve hasta las 21:30, que vuelvo a salir de la cola para realizar el segundo servicio concertado del día. Volviendo a Salou, me llama un amigo para recogerlo y llevarlo a su casa, servicio que cobro obviamente pero lo enmarco de rebote, pues estaba circulando y no me llevó más de 5 minutos hacerlo.

A eso de las 22:30 me coloco de nuevo en la parada y ahí comienza mi calvario. Al principio, no pasa nada, escuchando mi música, aporreando con mucha destreza y salero el teclado de mi BlackBerry, y haciendo algún que otro comentario jocoso por la emisora con los compañeros.

Ya la situación empieza a tornarse algo preocupante cuando me fijo y veo que son algo más de las 2 de la mañana y sólo entró una llamada para hacer una reserva, que obviamente no la iba hacer yo, y que el resto de los compañeros ya estaban planchando la oreja en sus confortables vehículos. "La tortícolis que se van a coger". Además, apenas me queda batería en el móvil, por lo que lo dejo a un lado por si entra alguna llamada. me enciendo el portátil y empiezo a ver, "Callejeros Viajeros", y después de conocer Tokio, Los Ángeles y Miami, son casi las 5:30 y sólo pudo salir un compañero. Estaba primero y por fin entro esa llamada que me hizo arrancar el coche e ir a por ese servicio anhelado. Hotel San Diego, recojo y... al Ambulatorio... 8,54 €. (No está mal para 7 horas de espera) ¡Jajaja!

Entonces ya no sabes si cortarte la venas o hacerte tirabuzones.

Me voy con la sonrisa de medio lado, después de dejar a mis clientes, al Can Vicenç, que son ya las 6 y la cafetera se les apagó por la noche... Está claro que cuando un día se tuerce, se tuerce del todo. Me tomo una Coca Cola, y me hago un auto brindis, ¡Por mis 7 horas de "enganchada", he batido mi anterior plus marca, espero no poder nunca superarla! Jajaja... Un saludo, y...¡BUEN SERVICIO! ;)


2 comentarios:

  1. Desde que conozco el blog, te leo todos los días, y pese a que no suelo comentar tus entradas, hoy esta me ha provocado, mejor dicho me has provocado. La actitud con la que cuentas algo que puede llegar a desesperar al mejor de los optimistas, como poco me parece genial, y creo que genial no es nisiquiera la palabra exacta, pues me quedo atrás. Sabes… y bajo mi humilde punto de vista, esa actitud optimista y risueña frente a la situación que estamos viviendo de crisis es la que diferencia quien sigue adelante y sale de ella, y quien se hunde. Enhorabuena por esa mirada a la vida, Enhorabuena por compartir tu experiencia con los demás, Enhorabuena y que la fuerza te acompañe. @balaustre

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  2. Muchísimas Gracias por tu comentario. No sé si realmente tomar este tipo de actitud a las adversidades que se nos presentan en la vida, son las más correctas. Desde luego, no lo sé, pero si, pienso, que si uno cae, se deja llevar según que circunstancias, en este caso no muy buenas, simplemente te dejas arrastrar por esa adversidad y entonces es más probable que no salgas bien parado de ella.

    Mirar la vida con optimismo es lo que me empuja a levantarme e ir a trabajar. Habrá días malos, muchos, pero también los hay buenos, disfrutémoslos, creo que no es mala filosofía.

    Un abrazo, y gracias de nuevo... ;)

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